Cómo cualquier vehículo en movimiento necesitamos energía, y nuestra energía se llama ATP (Adenosin Trifosfato), este ATP es fundamental para procesos vitales y para cuando hacemos ejercicio pero ¿cómo producir ATP?.
La principal fuente de ATP en nuestro cuerpo es la glucosa, proveniente de los carbohidratos almacenados en nuestro músculo e hígado en forma de glucógeno y/o que consumimos. Sin embargo las grasas almacenadas en nuestro músculo y tejido adiposo también pueden servir como fuente de energía; incluso en último lugar las proteínas también pueden aportar moléculas de ATP. Es importante aclarar eso, estos macronutrientes son FUENTE de energía y no energía como tal.
Según la actividad física que realicemos, la intensidad del esfuerzo físico y/o la duración, nuestro cuerpo usará principalmente una fuente de energía para sus procesos moleculares:
- Para actividades de baja intensidad y larga duración, esfuerzos en Zona 1 y 2, principalmente grasas
- Para actividades de esfuerzo moderado, carbohidratos o glucosa proveniente del glucógeno muscular y hepático.
- Para actividades de alta intensidad, glucosa muscular y fosfocreatina (una fuente energética de fácil acceso pero de muy poca duración).
Uno de nuestros objetivos como deportistas de resistencia, es lograr adaptar nuestro cuerpo para que use mayor cantidad de grasas, que tengamos y podamos regular nuestros niveles de glucógeno, y que en última instancia, en caso de ser necesario tengamos fosfocreatina para rematar en la llegada a nuestra meta.
El entrenamiento en zonas adecuadas, será clave para lograr nuestras adaptaciones. Luego miraremos el papel de la nutrición antes y durante para mantener nuestros depósitos de glucógeno.
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